El comienzo es importante. Al notar que el ego es disfuncional, se advierten sus diversas caras. En la desdicha se pueden cerrar los ojos, inspirar y percibir la presencia que se oculta. Se necesita enfocar la atención en el presente, ver que las cosas no son como parecen, retirar la capa superficial hasta detectar la presencia de la ausencia. Así aparecen dos presencias. Descubrir cuál es falsa es el principio. No hay que correr, sólo es cuestión de observar y tomar conciencia.
De pronto se descubre que se perdió la identificación y se la abandona. La mejor forma es que caiga como caen las hojas secas, sin hacer nada más que advertir su presencia. A las hojas secas se las lleva el viento.
Al madurar el poder de la conciencia se reconoce que el ego era causa de desdichas y que se desvanece al dejar de alimentarlo. La mente y el ego dejan de gobernar, se convierten en súbditos de la conciencia y la presencia es el verdadero centro. Presencia del Ser, sin identificación con máscaras. Solo consciencia y sentimiento puestos en el presente.
Las técnicas de meditación permiten desprenderse de esa construcción y sumergirnos en lo que compartimos con todos los seres. Es otro estado de consciencia. Pero es difícil desprenderse del ego aunque se es más consciente de que existe, hay que dejar de ser su víctima, aprender a manejarlo, prestar atención al diálogo con el cual uno se habla a sí mismo, se explica el mundo e intenta que las cosas encajen en los conceptos con los que acomoda el mundo externo al interno.
Conócete a ti mismo. La libertad es la capacidad de tener actos conscientes. Pero la racionalidad es limitada y cada observador puede ver otra realidad. Existe el pluralismo y la relatividad. Construir la verdadera identidad consume energías pero es peor la falsa identidad, asumir como propios planes ajenos, eludir compromisos, diferir la resolución de la crisis y caer en la parálisis por exceso de análisis.
Para que la identidad no sea un sueño y para evitar que como dijo Rousseau: el hombre nazca libre y sin embargo por todas partes se lo encuentre encadenado, hay que dominar la metodología que desarrolla el potencial eligiendo los mejores proyectos y modelos, para convertirse en el arquitecto que diseña su propio destino. El creador innovador es el mejor imitador que tiene dios en la tierra. Es el que aprendió a convertir su espíritu en materia.