Me quedé con ganas de que mi guía me hablara de la conexión con lo divino. Sin embargo, no tardé mucho en darme cuenta de que estaba de nuevo buscando que me diera de comer en la boca.
No es tan fácil dejar de tragarse todo lo que nos dicen, aceptar respuestas ya elaboradas en lugar de buscar en nuestro corazón lo que es verdadero para nosotros.
– Eso es lo que puede empezar a hacer la persona que quiere madurar– interrumpió mi guía -, aquel que quiera recuperar su dignidad como individuo y su libertad, puede empezar a ponerse en contacto con su poder personal.
– Lo que seguro encontramos en el centro de nuestro ser. ¿Verdad?
– Eres muy inteligente.
Cualquier acción que va hacia nuestro centro nos da poder. Cualquier cosa que hacemos enfocada hacia fuera nos lo quita.
La gente se pregunta por qué su vida es un desastre, por qué no logra lo que se propone, porque se siente desvalida y sin confianza en sí misma. Esta es la razón: porque se abandona y traiciona una y otra vez.
– A ver, dame un momento para analizarlo por mí mismo…
Una persona se siente incompleta, cree que necesita algo del exterior para sentirse bien acerca de ella misma.
– Algo o alguien – añadió mi guía.
Eso, como necesita tanto a esa persona o cosa para estar bien, hace lo que sea necesario para tenerlo o retenerlo.
– Vas muy bien.
– No importa que lo que tenga que hacer sea humillarse, abandonarse y traicionarse o mentir, engañar y robar.
– Lo cual provoca que…
– ¡Que se sienta peor! Otro círculo vicioso.
– ¡Claro! Mientras más te alejas de ti mismo, más necesitas de la aprobación de otros y por eso andas complaciendo a todos, soportando abusos y perdiendo tu poder personal.
– ¿Ejemplos?
– Con gusto.
Culpar a otros de lo que pasa en tu vida:
Si pones la razón de tu infelicidad, de tu insatisfacción o falta de bienestar en otros, tú te quedas sin poder alguno. Entonces, dependes de lo que ellos hacen. Ellos son lo que tienen la solución, tú estarás bien cuando ellos cambien, cuando dejen de hacer eso que te molesta o cuando empiecen a hacer eso que les pides.
– Hacerte responsable de tu vida es recuperar tu poder personal:
Si tú eres el responsable de lo que va mal, tú tienes el poder de arreglarlo. Tú tienes las respuestas y las soluciones.
– Cualquier tipo de manipulación:
Si utilizas las mentiras, el enojo o hacerte la víctima para obtener lo que quieres es porque crees que no te lo mereces. Que si no es con engaños o trucos la gente no te daría lo que le pides.
– Ser auténtico y pedir abiertamente es entonces recuperar tu dignidad. Admitir que eres valioso y que mereces que tus necesidades sean satisfechas.
– Enfocarse en otros:
Chismear, criticar, juzgar, aconsejar o cualquier otra forma de distraerte de ti mismo es desperdiciar tu energía. Es ocuparte en actividades inútiles, que nada bueno te dejan y a nadie benefician.
– Enfocarse en uno mismo es, por supuesto, volver a nuestro centro. La introspección, el estar con uno mismo y observarse.
– Ya lo entendiste. Cada vez que pones a alguien antes que a ti, cada vez que crees que algo es más importante que tú mismo, te estás abandonando.
Si mientes, exageras, te justificas, ¿entonces te estás traicionando.
– Esa es otra forma de ver las cosas.
– Así es. Un ser humano que se respeta y se valora no necesita que nadie le diga cómo comportarse. Su amor propio y su integridad le guían por un camino de honestidad.
– Así lo que guía sus pasos, lo que le da un sentimiento de valía, lo que le afirma como individuo, viene de dentro de él mismo.
– De ahí viene todo lo que vale la pena.