Las relaciones humanas se pueden establecer a través del ego o del Espíritu, pero normalmente se hace a través de los dos. Lo ideal es relacionarse sólo con el Ser Que Somos, el Espíritu, pues Todos Somos Uno. Pero muchos se relacionan solo a través de su ego. Los puedes ver todo el día en la TV, en la calle, en el cine, el la literatura… El ego es un buscador de experiencias y siempre tratará de arrastrarte por nuevos caminos en busca de fama, dinero, sexo, poder, lujos, y todo tipo de experiencias mundanas. Pero aunque obtengas todo ello, nunca encontrarás la paz fuera de TI Mismo, de tu Espíritu. La meditación es un camino a tu Espíritu, pues consiste en observar y hacer callar la voz del ego que habla siempre en tu cabeza. Con su cháchara interminable te entretiene y mantiene alejado de su control sobre ti. Pero la meditación lo desarma, sobre todo si reconoces la existencia del ego en ti.
El ego tiene muchas caras, muchos disfraces porque es un embaucador. Te ha embaucado durante muchos años, porque está en tu mente y conoce todo lo que tú conoces, pero tú no lo conocías a él. Hasta hoy. El es tu demonio interno, que se sube a tu hombro y te aconseja utilizando los juicios y el miedo para que le sigas en sus planteamientos separatistas con respecto a tus hermanos. Su existencia dio lugar a la fábula de la expulsión del Paraíso. No es broma, perdimos el cielo al elegir seguir al ego.
Para relacionarte bien es básico identificar a tu ego e ir abandonándolo progresiva y definitivamente. El se disfraza de tu valedor, cuidador y protector frente a los demás, pero es todo lo contrario. Es un áspero juez que te condenará junto a los otros, a los que utilizará para descargar sus culpas como si fueran chivos expiatorios. “Los demás son los malos“, te dice, pero es otra mentira de tu ego que te has creído hasta ahora. No creas más en sus juicios sumarísimos. Todos Somos Uno y ellos son Tú, si los condenas te condenarás a ti mismo. Si los perdonas obtendrás la libertad de Espíritu que anhelas y buscas sin saberlo en los múltiples paraísos sin fin que te propondrá tu ego. Hasta que pierdas todo tu tiempo en el mundo y necesites volver al mismo para arreglar y componer lo que dejaste mal atado (le llaman karma).
El ego contaminará TODAS las relaciones que establezcas, por muy buenas que sean, especialmente si no lo sabes identificar en ti. Obsérvalo 24h. Cuando aparezca a darte sus consejos o juicios acerca de otros, óbvialo y desentiéndete de él. Recuerda que nunca debes juzgar a nadie, o estarás dando fuerza a tu ego y él te dará su medicina: el dolor. Siempre que te sientas mal en tus relaciones es porque has pensado mal de los demás y has sido pillado por tu ego. El amor siempre da bienestar y felicidad. Comprueba que tu ego tratará de volcar su culpa en otros, para justificar tu sufrimiento. Pero eso se va a acabar cuando lo descubras y cuando te des-identifiques de él. Vigilalo sin cesar y después ríete de tu ego y de sus sugerencias.