Todo es más importante que tú mismo.
Tu trabajo, tus pendientes, tu pareja, tus hijos, todo está antes que tú en tu lista de prioridades y es por eso que dices que no tienes ni tiempo ni energía para ti. Y, aunque se te ha dicho que es loable poner a todos antes que a ti, la realidad es que no puedes darle nada a nadie si no cuidas de ti primero; la realidad es que lo que buscas en los demás al dar, es su atención, su amor o su aprobación. Quieres ser un “gran padre” que se sacrifica por sus hijos, una “esposa abnegada” que dedica su vida a su marido, un “mártir” que da la vida por su causa… Puras excusas para no hacerte responsable de tu vida. ¿Ese el ejemplo que quieres darles a tus hijos?, ¿de verdad quieres que ellos se sacrifiquen y responsabilicen a otros de su insatisfacción? Los mártires y santurrones no le dan nada bueno al mundo, lo llenan de tristeza, culpa y resentimiento.
Para que puedas darle algo valioso a otros y al mundo, tienes que cuidar primero de ti, de tu salud y bienestar. Sólo estando bien tú mismo tienes algo que compartir, antes lo único que compartes son miserias. Nada hay más antiecológico que un infeliz, contaminando todo lo que le rodea con tristeza y negatividad.