El poder de la mente enfocada
Imagina que encuentras una cámara digital en la calle. No sabes a quién pertenece ni qué hacer con ella. Piensas entonces que entregarla a objetos perdidos es una buena idea; pero antes de hacerlo, deseas averiguar alguna cosa sobre su propietario y examinas las fotos en la memoria de la cámara. Por las imágenes que aparecen en la pantalla descubres qué fotografió su propietario antes de perderla.
Ahora imagina que tu mente es una cámara fotográfica. Y que, en lugar de hacer fotos en dos dimensiones, hace algo mucho más complejo: crea experiencias en tres dimensiones y además lo hace ahí afuera, ¡En la realidad! ¿Te imaginas un mundo en donde el foco de atención mental impresiona la realidad?
Siguiendo el símil de la cámara digital, cada día examino las “fotos” de la “cámara” de mis clientes. ¿Cómo? Respuestas: simplemente examinando su realidad puedo hacerme una idea de sus patrones de pensamiento y de su foco de atención. Algunas personas, aunque no todas, se engañan a sí mismas (o al menos no se dicen toda la verdad); y podrían llevarme también a engañarme a mí mismo, sino fuera porque siempre tengo más en cuenta la realidad de una persona que lo que cuenta de ella.
Su realidad habla tan fuerte que no oigo lo que dice.
El foco de atención es aquello en lo que una persona pone su tiempo y energía. En lo que enfoca es lo que finalmente impregnará su realidad.
Cuando sostienes en tu mente una visión enfocada la mayor parte del día, de la semana, del mes o del año… es prácticamente imposible que no termines viéndola en la realidad. Créelo.
Puedes mejorar todo lo que consigues en tu vida si diriges tu mente hacía tu punto de enfoque deseado. Cualquier cosa en la que concentres tu atención aumentará; si la retiras, disminuirá. Por eso es muy importante poner tu atención en lo que deseas y no en lo que no deseas.
Atraes aquello en lo que piensas porque se convierte en tu foco.
Esta es la tarea de la tercera jornada: cada mañana, después de despertar, enfoca tu atención en la clase de día que quieres vivir. Agradécelo como si lo hubieras esperado durante toda tu vida. Después, levántate y créalo.
Pensamientos magnéticos
Lo igual y semejante se atraen. Todo pensamiento es magnético, emite su propia energía. No unos si —lo que deseas— y otros no —lo que rechazas—. Todos significa todos, la ley de la atracción funciona por inclusión, no por exclusión.
Desde que Earl Nightingale dijo: “Te conviertes en aquello que piensas”, no he dejado ni un día de alimentar mi mente con pensamientos de calidad. En ese aspecto, me aplico una dieta mental saludable. Recuerda estas seis palabras:
Te—conviertes—en—aquello—que—piensas.
Si utilizas palabras elevadas, elevarás tu vibración y la de lo que atraes a tu experiencia. Usar palabras positivas te une a las mentes positivas que usan esas mismas palabras. Y a la inversa, pensamientos negativos conectan con otros pensadores negativos porque concuerdan en su baja emisión.
Esta es una idea de verdadero impacto que recuerdo haber leído en algún lugar: “Si el hombre pudiera desear algo sin preocuparse, este deseo se cumpliría al instante”, Creo que en este momento evolutivo hay una brecha —que se está reduciendo con rapidez— entre el momento de la formulación de un deseo y su manifestación.
Como todo en la vida, se puede aprender a desear.
Para empezar, el “deseo creativo” no abriga la ausencia de lo deseado. Lo que aquí se dice es que pensar en lo que se echa de menos impide conseguirlo. Es el “deseo obstructivo”, al que estamos tan acostumbrados (incluye la presuposición de una carencia).
El “deseo creativo” no se centra en la ausencia, sino en una realidad potencial. Es un estado mental de confianza que no puede establecerse sin antes aceptar por completo que no hay nada que no puedas ser, hacer o tener. Nadie puede conseguir menos de lo que podría sin su propio consentimiento. W Goethe dijo: “Para tener más, primero debes ser más”. Y no al revés. Él lo sabía, muchos ya lo sabemos y ahora lo sabes tú.
Todo lo que consigues es consecuencia de tu forma de pensar.
De la misma manera que una flor no hace primavera, un pensamiento aislado no es significativo. Una idea feliz, una inspiración espontánea, un deseo fugaz, poco consiguen si no se convierten en un hábito mental. Sin embargo, un pensamiento dominante puede transformar tu vida. Y de hecho lo hace. Aunque la mayoría de las personas no cambian sus hábitos mentales porque no son disciplinadas: no insisten en modificar sus pensamientos negativos recurrentes.
Debes haber oído que un pensamiento se sustituye por otro pensamiento, no por el deseo de librarse de él. Cierto. Pero ¿Cuánto tiempo toma? Depende. En promedio, unas tres semanas, que es, más o menos, el tiempo que tarda el caudal sanguíneo en renovarse y en impregnar todo el organismo de la vibración del nuevo pensamiento.
Si estás interesado en conocer a fondo la Ley de la Atracción, te recomiendo leer el libro “Pide y se te dará” de Esther y Jerry Hicks o El Secreto (editorial Urano).
Tres preguntas que pueden cambiar tu vida:
1. ¿Qué pensamientos me retienen y me bloquean?
2. ¿Hasta dónde estoy dispuesto a llegar en esto?
3. ¿A qué nivel estaría orgulloso?
Tres tareas para la acción inmediata:
1. Anota todos tus talentos, competencias y habilidades, estén en desarrollo o no. Todos disponemos de un arsenal de talento sin explotar. Evita descartar un talento por obvio que parezca. Lo que para ti no supone un esfuerzo y carece de valor, para los demás tal vez sea un auténtico milagro. Pregunta a la gente que te conoce en qué posees cierta habilidad. Qué actividad o tarea se te da bien en especial. Como se trata de algo sencillo para ti, y no le atribuyes ningún valor, te sorprenderá su respuesta.
2. Junto a la lista con tus talentos naturales, anota al lado otra relación con las cosas que te gustaría hacer. Ahora añade una tercera columna con cómo mejorará la vida de los demás. Por último, relaciona los elementos de cada columna con una flecha. Busca el espacio común entre las tres columnas (aquello que te gustaría hacer, que es de utilidad y que refleja tus talentos).
3. Construye un collage de imágenes, tu “Mapa del Tesoro”. Recorta y pega en un panel las fotos que representan tu sueño. No importa que tomes imágenes prestadas de revistas y catálogos o si las retocas y editas. Elige una imagen como símbolo de cada una de tus metas y pégalas en el collage. Añade tu imagen en el centro y acompáñala de todo lo que te inspire y deseas que forme parte de tu vida. Si usas una computadora, tu “Mapa del Tesoro” puede convertirse en tu pantalla del escritorio.
Una idea para resumir:
Más que tu talento, lo que está a prueba es tu determinación y compromiso a toda prueba. El talento no es tan decisivo como la persistencia. Recuerda que el equivalente de la confianza, y la paciencia infinita produce resultados inmediatos. Hasta el próximo lunes.