Quinta parte de “El Método de los Deseos Cumplidos” (Artículo 5)

Delega en tu “gerente cósmico”
Como se dice en La ciencia de hacerte rico: “Haz bien tu parte y déjale a Dios la suya”. Delega en tu gerente cósmico (el infinito poder organizativo del Campo de todas las posibilidades). No es poca cosa: se trata de la misma sabiduría que sostiene vivo tu organismo, el planeta, el sistema solar, la galaxia y el universo entero. Etcétera.
Probablemente ya sabrás que la confianza es el puente invisible que conduce un deseo a su manifestación en la realidad. Es el viento que no ves pero que hincha tus velas. La confianza es la ausencia total de limitaciones. Y la suspensión voluntaria del estado de la incredulidad. Si bien la confianza no te garantiza ningún resultado, si te proporciona un estado mental de posibilidad.
Tengo una pregunta—desafío para ti: ¿Qué necesito creer para poder hacerlo?
No tiene una respuesta obvia, aun así es una pregunta que me formulo a menudo, siempre que trabajo en un proyecto, desde que leí la frase atribuida a Walt Disney: “Necesitas creer”. En lo más profundo de mi corazón, sé que algo no sucederá si no creo antes en ello.
Si hay algo de lo que estoy convencido es que cuando te concedes una oportunidad, creas la posibilidad. No estoy diciendo que en ese momento sea real, digo que lo haces posible. Todas las cosas suceden dos veces: en tu interior, como posibilidad; y en el exterior, como realidad.
Siempre en este mismo orden.
Volvamos a Vincent van Gogh.
A la vez que empezó a pintar inició una intensa correspondencia en la que explicaba sus experiencias sobre lo que había elegido como la misión de su vida. A menudo escribía a su hermano Theo sobre su absoluta determinación. Su autoconfianza crecía a diario y alimentaba su firme voluntad de convertirse en pintor. Le decía a su hermano; “Un poco más y venderemos”. Eso es confianza en acción. Hoy todos sabemos que de sus cerca de dos mil obras solo vendió una tela en vida. Pero cuando empezó a venderse batió records. Vincent actuó por defecto y por exceso. Lo primero, porque al autor le habría venido muy bien un curso de marketing y ventas por correspondencia. Y lo segundo, porque su trabajo se había adelantado tanto, tantísimo, a su tiempo que no fue hasta bien pasados cincuenta años de su muerte cuando el mercado fue capaz de comprender su genio.
La historia está llena de ejemplos parecidos las personas que creen en su sueño no buscan la aprobación ajena para seguir adelante. Tal vez por ello, son calificados en un primer momento como “locos”, después como “innovadores”, y finalmente como “genios” y “visionarios”.
Todas hicieron gala de una gran autoconfianza.
Tres preguntas que pueden cambiar tu vida:
1.   ¿Qué puedo hacer de diferente manera?
a)   ¿Qué podría ocurrir si lo intento?
b)   ¿Qué si no lo intento?
2.   ¿Estoy dispuesto a realizar todas y cada una de las tareas de la lista?
3.   ¿Qué tarea no estoy haciendo que si la realizara afinaría el resultado?
Tareas para la acción inmediata:
1.   Realiza una “tormenta de ideas” por escrito y anota todas aquellas cosas que desearías conseguir. ¿Hay alguna que podría cambiar el curso de tu vida? Si la respuesta es “no”, descártalo. No importa si dispones de medios, conocimientos y tiempo para realizarlas. Exprésate libremente, ya razonarás después. Podrás eliminar y jerarquizar alternativas en una segunda fase.
2.   Escribe tu Plan de Manifestación, reformúlalo. Realiza ajustes, tu plan debe ser flexible. Algunas tareas se mantendrán, otras no. Haz una lista exhaustiva con todas las tareas necesarias para hacer real tu sueño. No veas tu lista como algo arduo sino como el menú en el que tu sueño hecho realidad es ¡el postre! Repasa la lista y pregúntate si hay algo que no estás dispuesto a realizar. Si el cumplimiento es parcial, el logro también podría serlo.
3.   Concédete tiempo para reunir recursos internos y externos. Vas a necesitar una gran fortaleza interior para alcanzar la cima. Es hora de pensar en los apoyos de refuerzo que puedas conseguir. Convierte tu entorno en tu aliado. Y empieza a “ahorrar el precio” que finalmente tendrás que pagar por conseguir lo que deseas.
Una idea para resumir:

Puedes desear cualquier cosa y a la vez no apegarte a nada. Preferir no es lo mismo que necesitar. Una cosa es vivir por lograr una meta y otra depender de ella. La exigencia es una clase de necesidad que te aleja del resultado.